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LOS BENEFICIOS DEL ACEITE DE COCO SON INNEGABLES

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    Últimamente, parece que el aceite de coco ha recibido una gran cantidad de publicidad y por muchas razones diferentes. Tiene una serie de usos sorprendentes, sin duda como un alimento, pero posee muchos otros beneficios relacionados con la salud. Algunos de ellos son bastante sorprendentes.

    Es por eso que el aceite de coco parece haber pasado de «¿Qué es esto?» a «¡un superalimento!» ya que las personas de todo el mundo hacen un balance de lo que puede hacer por ellos.

    Con respecto a la cuestión nutricional, los ácidos grasos presentes en el aceite de coco confieren varios beneficios para la salud, incluyendo una mejor función cerebral, estimula el metabolismo corporal, genera energía y ayuda a eliminar el exceso de grasa corporal.

    Estos beneficios han sido obtenidos por los habitantes de las poblaciones que consumen regularmente grandes cantidades de aceite de coco.

    El Aceite De Coco Tiene Ácidos Grasos Que le Son Beneficiosos

    Es posible que haya escuchado que aunque alguna vez se pensó que la grasa saturada era la principal causa de las enfermedades cardiacas, ahora se sabe que no solo es beneficiosa sino vital para tener una buena salud.

    Las buenas noticias son que: el aceite de coco es una de las mejores fuentes de grasas saturadas en el planeta. De hecho, alrededor del 90 % del contenido de grasa en el aceite de coco es grasa saturada.

    En vez de obstruir sus arterias, al dañar su sistema coronario y ponerle en una vía rápida hacia un derrame cerebral, ha surgido nueva información en un notable metaanálisis,1 el cual no mostró evidencia significativa de que las grasas saturadas causaran alguno de los anteriores, sino que de hecho le son muy beneficiosas.

    El aceite de coco contiene triglicéridos de cadena media que pueden tener beneficios terapéuticos para las personas con ciertos trastornos cerebrales, epilepsia, e incluso puede ayudar a prevenir la enfermedad de Alzheimer.2

    Las Personas Han Evolucionado con el Uso de Aceite de Coco

    Como puede observar en las civilizaciones de todo el mundo que han consumido el aceite de coco durante décadas e incluso siglos, en relación a la cuestión médica, claramente existe una diferencia entre aquellos individuos y los individuos denominados «iluminados» de los países de primer mundo.

    ¡Parecen estar más saludables! Como por ejemplo, las personas de las poblaciones polinesias como los de Tokelau y Pukapuka, donde las personas tienden a comer una gran cantidad de coco, fueron examinadas en relación a su alto consumo de grasas saturadas y bajos niveles de colesterol y sacarosa.

    Los investigadores descubrieron que «las enfermedades vasculares son poco comunes en ambas poblaciones y no hay evidencia de que el alto consumo de grasas saturadas tenga un efecto perjudicial».3

    Otro ejemplo de ello es la población Kitevan en Nueva Guinea, cuya alimentación colectiva no fue alterada por los hábitos alimenticios del mundo occidental. Además de comer una gran cantidad de tubérculos, frutas y pescado, las personas también consumen coco como un importante alimento básico.

    Ninguna de las personas involucradas en el estudio4 informó derrames cerebrales, muerte súbita, debilidad, enfermedades cerebrales, o dolor de pecho relacionado con el trabajo pesado. No se presentaron enfermedades de las arterias coronarias en ningún lugar

    La única deducción que se puede hacer es que, en vez de estar afectado, enfermo y débil, muchas poblaciones de todo el mundo han logrado mucho mejores resultados con sus alimentos tradicionales al complementar con abundante aceite de coco, que otros lugares «progresistas» del mundo.

    Los Triglicéridos, la Grasa y ¿Dónde Se Encuentran?

    No importa a dónde viaje, prácticamente todos los lugares fueron influenciados por la alimentación occidental, y no en el buen sentido.

    Donde exista obesidad en grandes proporciones de la población, hay una muy buena probabilidad de que encontrará hábitos alimenticios erróneos y destructivos como una alimentación baja en grasa junto con la carne CAFO (operaciones concentradas de alimentación animal) demasiado procesada, e insuficientes cantidades de vegetales y fuentes de grasa saludables.

    Algunos creen que todo gira en torno al consumo de calorías; sin embargo, las personas que han prestado atención a los alimentos que son realmente saludables y los que no lo son, entienden que esto no es realmente el caso. Esto es acerca de la sustancia que se encuentra detrás de las calorías.

    Los ácidos grasos de cadena media o triglicéridos (MCT) en el aceite de coco representan alrededor de dos tercios de sus ácidos grasos totales. En la explicación:5

    «Las grasas alimenticias son moléculas formadas por átomos de carbono individuales, vinculados a las cadenas que varían de 2 a 22 átomos de carbono de longitud. Los ácidos grasos de cadena larga (LCT) que varían de 12 a 18 átomos de carbono de largo son la forma de grasa predominante en la alimentación de la población en los Estados Unidos.

    Por el contrario, los MCT se componen de solo 6 a 10 enlaces de carbono. Debido a su corta longitud de cadena, los MCT tienen un número de propiedades únicas que les dan ventajas sobre los LTC más comunes».

    La conclusión es que, cuando come alimentos con alto contenido de triglicéridos de cadena media, su cuerpo obtiene beneficios.

    Un buen ejemplo: cuando fue analizada la función metabólica de siete hombres saludables en relación con los triglicéridos, los científicos determinaron que la sustitución a largo plazo de los alimentos de cadena media por unos de cadena larga «produciría pérdida de peso si el consumo de energía se mantenía constante».6El beneficio potencial es la significativa pérdida de peso.

    Los Microorganismos Son Destruidos Por el Aceite de Coco

    El ácido láurico en el aceite de coco representa aproximadamente la mitad de los ácidos grasos. En el proceso de digestión, el aceite de coco se transforma en un monoglicérido llamado monolaurina. Ambas sustancias pueden exterminar a los patógenos dañinos, tales como hongos, bacterias y virus.

    El Staphylococcus aureus y una causa común de infección por levaduras, la Candida albicans, fueron dos de los patógenos más notorios que estos compuestos del aceite de coco fueron capaces de erradicar en un estudio7 y la candida en otro.8

    El aceite de coco también funciona contra las infecciones por hongos, como el pie de atleta y la tiña. Incluso la European Journal of Pediatrics, informó investigaciones que demuestran que la mezcla de aceite de coco y anís fue casi dos veces tan eficaz como la loción de permetrina comúnmente prescrita (y tóxica) para el tratamiento contra piojos de la cabeza.

    De acuerdo con el análisis:9

    «El aerosol fue el remedio significativamente más exitoso (41/50, 82.0 %) en comparación con la permetrina (21/50, 42.0 %…). De acuerdo con el protocolo el éxito respectivamente fue de un 83.3 % y de 44.7 %».

    ¿Desea Bajar de Peso? El Aceite de Coco Reduce el Apetito

    Muchas personas pagan bastante en busca de una sustancia que verdaderamente detenga su apetito para comer menos y perder peso. ¡Cuán fortuito que el aceite de coco realmente pueda hacer eso por usted! El verdadero proceso está relacionado con la forma en que son metabolizados los ácidos grasos que consume.

    Los cuerpos cetónicos, producidos cuando el cuerpo descompone la grasa para obtener energía, son un combustible alternativo para su cerebro. Son producidos mientras digiere el aceite de coco.

    Los estudios en hombres que consumen la mayoría de los MCT en el desayuno encontraron que comieron menos en general a la hora del almuerzo.10 Los que comían la mayor cantidad de MCT consumieron un promedio de 256 calorías menos diariamente.11

    La alimentación cetogénica, que presenta baja cantidad de carbohidratos y alto consumo de grasa, tiene aplicaciones en relación al tratamiento de una serie de problemas de salud. De manera significativa, se demostró que reduce los ataques epilépticos en niños resistentes a los medicamentos,12 así como en otras personas con epilepsia.

    En el Centro para Investigación de la Obesidad en Nueva York de la Universidad de Columbia, los investigadores informaron que:13

    «El consumo del aceite de triglicéridos de cadena media, como parte de un plan de pérdida de peso, mejora la pérdida de peso en comparación con el aceite de oliva y por lo tanto se puede incluir exitosamente en una alimentación para perder peso. Por lo que, los pequeños cambios en la calidad del consumo de grasas pueden ser útiles para aumentar la pérdida de peso».

    El Aceite de Coco Puede Mejorar Sus Niveles de Colesterol en la Sangre

    Como fue comentado anteriormente, el coco es rico en grasas saturadas saludables, pero esto no disminuye la salud de su perfil de lípidos en la sangre como las industrias médicas y alimentarias han intentado decirle durante décadas. De hecho, las grasas saturadas elevan el colesterol HDL (bueno), mientras transforman su LDL. De acuerdo con los datos:14

    «Un alto consumo de grasas saturadas… está vinculado con mayores concentraciones de un LDL más alto, enriquecido con colesterol y esto se produce en relación con los menores niveles de actividad de la HL [lipasa hepática]».

    Consumir aceite de coco ayuda a mantener los niveles óptimos de colesterol. Un estudio que incluyó a 40 mujeres mostró que cuando se compara contra del consumo de aceite de soya, el aceite de coco aumenta el HDL y disminuye la proporción de LDL a HDL, mientras reduce la circunferencia de la cintura.

    Por otra parte, el aceite de soya produjo que disminuyera la cantidad de HDL beneficioso.15

    El Aceite de Coco Como Artículo de Tocador, Limpiador–Incluso Como Repelente de Insectos

    Si no ha tenido la oportunidad de explorar todos los usos extraordinarios del aceite de coco, podría tener una agradable sorpresa. Además de su capacidad para fomentar la salud cardiaca y suprimir el riesgo de derrame cerebral, ha demostrado fortalecer su sistema inmunológico incluso para lograr una piel suave y flexible.

    El aceite de coco funciona bien como un limpiador facial y se desempeña como una excelente crema de afeitar. Al aplicarlo en el cabello seco y muerto durante 15 minutos ayuda a restaurar el brillo y la humedad perdida.

    A pesar de que no proporciona el remanente sabor mentolado del cual la mayoría de las pastas dentales están orgullosas, al utilizarlo antes de dormir no solo ayuda a refrescar el aliento, sino a matar a las bacterias que causan la placa y otros problemas, sin fluoruro (y si extraña el sabor a menta, simplemente añada unas gotas de aceite esencial de menta).

    Si busca un desodorante natural que dure y no plantee posibles riesgos para la salud por causa del aluminio añadido, mezcle completamente:

    • 3 cucharadas de aceite de coco orgánico
    • 3 cucharadas de almidón de maíz no transgénico o polvo de arrurruz
    • 3 cucharadas de bicarbonato de sodio
    • 2 gotas del aceite esencial de su elección, o una pizca de polvo de clavo de olor

    En cuanto al repelente de insectos, una buena receta combina el aceite de coco con un aceite esencial de alta calidad, tal como menta, bálsamo de limón, romero, árbol de té o de vainilla, que podría ayudar a evitar que los insectos piquen, en lugar de aplicar aerosoles tóxicos como el N,N-Dietil-meta-Toluamida (DEET, por sus siglas en inglés).

    Lo Que No Conoce Que Podría Causarle Daño

    Por el contrario, a pesar de toda la verificación clínica, el Centro para la Ciencia en el Interés Público (CSPI, por sus siglas en inglés)16 todavía mantiene que «no existe buena evidencia» de que el aceite de coco realice cualquiera de las funciones anteriores.

    Incluso la CSPI contradice las recomendaciones de que las personas cambien sus aceites vegetales, incluyendo al aceite de canola, por el aceite de coco, para tener una mejor salud.

    En otro movimiento claramente ignorante, la CSPI cayó en la colaboración con la industria de la biotecnología para beneficiarse del anuncio de que «el miedo» a los transgénicos es «irracional» y que los alimentos transgénicos son «seguros para consumirlos».

    Al mismo tiempo, se publicó una declaración firmada por 300 científicos, investigadores, médicos y académicos, la cual sostenía que las declaraciones de seguridad de los transgénicos han sido «falsamente perpetuadas». Claramente, alguien no dice la verdad o no ha hecho su debida diligencia para averiguarlo.

    Eso no es la única discrepancia en el mundo de la pseudociencia que pretende tener interés en la salud humana.

    La Administración de Alimentos y Medicamentos de los Estados Unidos (FDA, por sus siglas en inglés) se adelantó con una declaración de que, a partir del 2018, los aceites parcialmente hidrogenados (grasas insaturadas) ya no estarían permitidos en los alimentos a no ser que fueran autorizados por el organismo debido a los posibles riesgos para la salud.

    Sin embargo, la FDA estaba a la vanguardia para conseguir grasas insaturadas en el mercado en la década de 1980.

    En la década de 1980, en realidad la CSPI encabezó una campaña exitosa contra el uso de grasas saturadas saludables, al pregonar a las grasas insaturadas como una alternativa más saludable, y de esta manera tomó su postura oficial contra el aceite de coco con escepticismo.

    A pesar de los opositores, la verdadera ciencia se manifiesta. El aceite de coco fue sometido a pruebas que demuestran que sus beneficios son, de hecho, innegables.
    Dr. Mercola
    Mercola
    mar, 10 ene 2017 14:20

    Fuentes y Referencias

    7 J Bacteriol: 2000 May; 182(9):2668-71

  • 8 J Med Food: 2007 June; 10(2):284-7
  • 9 Eur J Pediatr.; 2010 Jan.;169(1):55-62
  • 10 Am J Cin Nutr.: 1998 Aug:68(2):226-34
  • 11 Int J Obes Relat Metab Disord. 1996: May;20(5):435-44
  • 12 The Lancet June, 2008
  • 13 Am J Ckin Nutr: 2008 March;87(3):621-6
  • 14 Am J Clin Nutr: 1998 May; 103(5) 828-836
  • 15 Lipids: 2009 July; 44(7):593-601
  • 16 CSPI June 2012
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¿Qué hay realmente en el pan que comemos?

 

Es de todos conocido que la calidad del pan que consumimos a diario ha disminuido con el paso del tiempo. Actualmente la gran mayoría del pan que podemos encontrar en supermercados, gasolineras y por supuesto panaderías y pastelerías es un pan de masa pre-cocida que se elabora previamente a nivel industrial y que luego se hornea en hornos eléctricos para obtener así esas barras que adquirimos diariamente.
Pero no solo el pan que comemos es de escasa calidad (ahora volveremos a el porqué), si no que comemos mucho menos pan. Nuestro ritmo de vida, las prisas y el escaso tiempo para cocinar y comer (para otras cosas siempre hay tiempo…) han hecho que desterremos poco a poco el pan de nuestra mesa y lo sustituyamos por otros acompañamientos mucho menos saludables y nutritivos, pero eso es otra historia…

Pero ¿por qué la calidad del pan que consumimos es tan baja?, hay varios factores que vamos a intentar explicar :

Para empezar hay que saber ¿qué es pan?, según el diccionario de la RAE se define pan como “alimento que consiste en una masa de harina, levadura y agua, cocida en un horno”,

Bien, si partimos de la harina deberíamos saber que el grano de cereal a partir del cual se hace la harina contiene 3 partes.

El germen

El salvado

El endosperma.

Obviamente si hacemos una harina moliendo el grano completo de cualquier cereal obtendremos una harina que contiene los nutrientes de estas tres partes del grano, vitaminas, minerales, fibra, etc. El primer problema viene por el hecho de que la harina que se utiliza para hacer pan es refinada, eso significa que se prescinde de dos de los componentes (germen y salvado) del grano para evitar las sustancias susceptibles de deteriorarse y afectar a la estabilidad de la harina. El resultado es un polvo blanco muy estable que no se estropea, ni se enrancia, ni es atacado por insectos, pero que tampoco nutre, ni sabe…

Respecto al agua poco que decir, se utiliza agua del grifo, lo cual no es bueno ni malo, simplemente es una agua apta para el consumo humano a la que se añade cloro como conservante.

Respecto al agua poco que decir, se utiliza agua del grifo, lo cual no es bueno ni malo, simplemente es una agua apta para el consumo humano a la que se añade cloro como conservante.

El tercer ingrediente es la levadura, pero ¿qué es la levadura?, la levadura son microorganismos que interactuan con la harina y el agua y producen procesos biológicos de fermentación. Esto hace que esas levaduras digieran parcialmente la harina y la conviertan en algo comestible para nosotros, además producen gas y otros compuestos que confieren al pan su sabor, esponjosidad y textura característica . La forma de obtener levadura es relativamente sencilla, las levaduras (hay cientos de ellas) están en la atmósfera y en la harina, solamente debemos “ponerles de comer”. Agua, harina y unas buenas condiciones de calor y ya tenemos levaduras en nuestra masa, la famosa masa madre. A partir de este compuesto iniciador podremos elaborar más pan siempre que queramos.

Pero esto es un proceso lento y algunas veces imprevisible, el pan industrial se elabora con levaduras de panadería (cepas seleccionadas de un solo microorganismo) o químicas (compuestos que generan CO2 ). Con ello la industria consigue hacer pan en muy poco tiempo y sin la incertidumbre.

Dado que partimos de una harina refinada con escaso poder nutricional y por ende escaso sabor, la industria utilizado algunos ingredientes más para añadir al pan: Entre otros azúcar, grasas, cereales malteados para añadir sabor y color y aditivos múltiples que permitan el congelado y la conservación (antiapelmazantes, conservantes, blanqueantes…).

Por otro lado hay que ver el proceso de elaboración de este tipo de pan, se trata obviamente de sacar el máximo rendimiento a cada barra. Para ello hay técnicas de amasado intensivo que logran acortar el proceso de amasado y crean panes con miga muy blanca y cortezas finas. Migas muy ligeras con mucho volumen pero con escaso peso…¿os suena?.. Las levaduras utilizadas por la industria solo hacen una fermentación alcohólica de la masa, se deja de hacer la segunda fermentación láctica, clave para romper las cadenas de proteínas (gluten) y el almidón. Lo cual influye drásticamente en la digestibilidad del pan.

Un tercer factor, y no menos importante, es el factor social. El consumidor actual quiere productos listos para comer en cualquier sitio y momento. Esto no casa bien con un proceso artesano. El trabajo de panadero es duro, muy duro, al fin y al cabo se trabaja con un producto que hay que mimar y cuidar. El panadero madruga para tener listo el pan a primera hora de la mañana y lo hace todos los días. Claro!, hay que amasar, reposar, formar y hornear. Es más fácil trabajar con un producto inerte que nos dejan en la puerta de la tienda y que solamente debemos hornear en cualquier momento y listo. Hay dos frases que definen cómo se trata el pan actualmente, una es “hay pan caliente” y otra “hay pan de horno”…

Por último el consumidor ha sucumbido a este tipo de pan, lo adquiere a un precio ridículo, recién horneado y con una textura suave muy apta para cualquier paladar. Pronto, la mayoría de la gente no recordará a que sabe el pan de verdad!

En definitiva. Harina refinada de escaso valor nutricional y sabor, aditivos añadidos para lograr estructura, sabor y longevidad y lo que nunca se habla, degradación de su importancia como alimento base de nuestra alimentación (producto gancho en numerosos establecimientos a precios irrisorios).

Aún hay esperanza no obstante. Mucha gente ha vuelto a la sana costumbre de hacer pan en casa, además en tiendas especializadas y algunas panaderías heroicas aún podemos encontrar pan de verdad. Se trata de indagar, preguntar y sobre todo probar y comparar. Por cierto, si además de buscar un pan elaborado por un panadero artesano, de masa madre y siguiendo el proceso natural, el pan es ecológico tendremos algunas ventajas más.

ECOTICIAS.COM / RED / AGENCIAS

 

 

 

 

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Descubre cómo ‘envenenan’ la comida española

En concreto, el informe centra el análisis en un tipo de plaguicidas, los contaminantes hormonales (también conocidos como disruptores endocrinos o EDC), con capacidad de alterar el funcionamiento normal del sistema hormonal tanto de seres humanos como de animales.
Los plaguicidas contaminantes hormonales presentes en los alimentos exponen a la población a un peligroso cóctel de tóxicos que diversos estudios científicos relacionan con daños en la salud humana. El 28% de las productos analizados tienen residuos de plaguicidas. El porcentaje aumenta hasta el 45% en frutas y verduras. Los Estados europeos votan durante estas semanas una propuesta de la Comisión Europea que puede permitir la presencia de contaminantes hormonales en los plaguicidas. [Informe] Directo a tus hormonas El informe ’Directo a tus hormonas. Guía de alimentos disruptores’ que presenta Ecologistas en Acción analiza datos oficiales de la Agencia Española de Consumo, Seguridad Alimentaria y Nutrición (AECOSAN) para alertar del peligro que supone la exposición de la población española a plaguicidas a través de la alimentación. En concreto, el informe centra el análisis en un tipo de plaguicidas, los contaminantes hormonales (también conocidos como disruptores endocrinos o EDC), con capacidad de alterar el funcionamiento normal del sistema hormonal tanto de seres humanos como de animales. La guía elabora una lista de los 10 alimentos más contaminados. Las peras, con 16 plaguicidas EDC, ocupan el primer puesto. La exposición de la población a estos tóxicos se relaciona con enfermedades y daños en la salud cuya incidencia ha crecido en las últimas décadas como pérdida de fertilidad, malformaciones congénitas, diabetes, obesidad, daños en el sistema inmune, autismo, síndrome de hiperactividad y diversos tipos de cáncer como el de mama, próstata, testículos o tiroides. La legislación actual, que permite la presencia de plaguicidas por debajo de un límite de residuo por alimento, es inadecuada para los contaminantes hormonales. Cualquier mínima cantidad entraña un peligro, que puede multiplicarse por la acción combinada de las decenas de plaguicidas encontrados por el análisis. Por esta razón, el Reglamento Europeo 1107/2009 prohíbe expresamente el uso de plaguicidas que puedan afectar al sistema hormonal. Sin embargo, esta prohibición no se ha aplicado, porque la Comisión Europea no ha elaborado criterios legales para la identificación de los contaminantes hormonales. El lanzamiento del informe coincide con la discusión en Bruselas de una propuesta de definición de contaminantes hormonales que ha recibido duras críticas de la comunidad científica, de organizaciones para el cuidado de la salud y el medio ambiente y de países como Suecia, Dinamarca y Francia. Ecologistas en Acción considera necesario que los representantes del Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente se opongan a la propuesta de la Comisión Europea y den un paso al frente para proteger la salud de su población, prohibiendo los plaguicidas que puedan alterar el sistema hormonal.

http://www.ecologistasenaccion.org/IMG/pdf/informe-plaguicidas-2016.pdf

Fuente:http://www.ecologistasenaccion.org/

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AZÚCARES: CÓMO INTOXICAMOS A LOS NIÑOS SIN SABERLO

Los científicos advierten del peligro de bebidas azucaradas y productos procesados que reducen la esperanza de vida de los menores

BEATRIZ PORTINARI
4 SEP 2016

Todo empieza con los cereales industriales, galletas o magdalenas del desayuno y el sándwich con zumo envasado que metemos en la mochila para el recreo. Que se suma a una lata de bebida carbonatada, batidos, algún bollo industrial para la merienda y en ocasiones pizza, salchichas, hamburguesas y sus salsas, conservas o cualquier otro producto procesado que nos permite solucionar rápido una cena. Las prisas hacen que no nos fijemos en la cantidad de azúcar añadido que estamos sumando gratuitamente a la dieta de los más pequeños y pone en riesgo su salud. No se trata solo de caries y obesidad, sino de las enfermedades derivadas que -según la comunidad científica- van a provocar la primera generación de jóvenes con una esperanza de vida menor que sus padres por los malos hábitos alimentarios.

“El problema que tenemos en España es una falta de conciencia crítica y falta de costumbre de leer e interpretar los etiquetados de los productos. Asociamos el azúcar al que se toma a cucharadas, pero no nos damos cuenta de que existe otro azúcar peligroso que está escondido y disimulado. Incluso los productos que dicen “sin azúcar añadido” son engañosos porque si vemos su composición comprobamos que no es verdad. Es imposible que un zumo envasado no lleve algún edulcorante. La legislación del etiquetado debería ser más restrictiva para que obligase a las compañías a declarar la cantidad de estos compuestos y su riesgo para la salud”, señala la doctora María Ballesteros, miembro de la Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición (SEEN). Y añade: “Con estos malos hábitos, que estamos inculcando a los niños, ponemos en riesgo su salud. Hay tipos de obesidad muy dañinos que tienen signos menos evidentes: no se trata solo de coger unos kilos. Además de la tremenda tasa de obesidad infantil que tenemos, los estudios han demostrado que estos azúcares añadidos aumentan las posibilidades de sufrir síndrome metabólico y enfermedades derivadas como cardiopatías, hipertensión, diabetes y cáncer que reducirán su esperanza de vida”.

¿Sabemos realmente a cuántas cucharas de azúcar equivalen los productos que consumimos? La respuesta es no. En muchas etiquetas solo se advierte en general la presencia de sacarosa, fructosa, dextrosa, pero no la cantidad exacta. Algunas iniciativas -como esta cuenta de Instagram- señalan la equivalencia, pero recomiendan revisar siempre el etiquetado. Por ejemplo, una cucharada de salsa de tomate para hamburguesa equivale a cuatro cucharas de azúcar, mientras un refresco contiene entre 20 y 30.

La muerte edulcorada

La Asociación Americana de Corazón acaba de publicar en la revista Circulation el estudio Added Sugars and Cardiovascular Disease Risk in Children, con la recomendación de reducir en niños el consumo de azúcares añadidos -sólidos o líquidos-a menos de 25 gramos al día, lo que equivaldría a 100 calorías o seis cucharitas de azúcar. La investigación, dirigida por Miriam Vos, experta en nutrición y profesora asociada de pediatría en la Escuela Universitaria de Medicina de Emory (Atlanta, Georgia), también recomienda reducir el consumo de bebidas azucaradas a menos de 23 centilitros semanales. Una sola lata ya contiene 33 centilitros.

Estos datos siguen la línea de la Organización Mundial de la Salud (OMS), que en 2015 lanzó una directriz mundial para reducir la ingesta de “azúcares libres” (distintos de los “intrínsecos” y saludables que encontramos de forma natural en frutas y verduras) al 10% y 5% de la ingesta calórica total. También confirman las advertencias del estudio publicado el año pasado que cifraba en más de 180.000 muertes anuales derivadas del consumo de bebidas azucaradas. Precisamente un equipo de investigadores españoles pertenecientes a la red CIBEROBN del Instituto de Salud Carlos III acaba de publicar en la revista Journal of Nutrition un informe en el marco del Estudio PREDIMED (Prevención con Dieta Mediterránea), que señala directamente a las bebidas azucaradas -incluyendo bebidas light y zumos de fruta envasados- como causantes del aumento del riesgo a sufrir síndrome metabólico.

“Estamos en un contexto casi de tintes bélicos en el que observamos por una parte a las empresas con intereses económicos en la industria azucarera y de productos procesados, que nos fuerzan a consumir más azúcar a pesar de conocer las enfermedades metabólicas que vamos a sufrir en un futuro. Y por otra parte tenemos las administraciones con su política de brazos caídos que no controlan ni legislan para evitar este consumo masivo”, advierte Juan Revenga, Biólogo miembro de la Fundación Española de Dietistas-Nutricionistas (FEDN) y profesor de Ciencias de la Salud de la Universidad de San Jorge.

Los científicos no dejan de lanzar advertencias y demostrar los peligros de estos productos, pero ¿por qué nadie interviene ni controla el consumo de esta droga legal? Revenga encuentra un motivo claro: el dinero. “Cuando los directivos de estas empresas se han planteado reducir los compuestos nocivos ven que reducen también los ingresos. Les interesa dar al consumidor lo que este pide: más azúcar, más beneficios. El colmo está en los acuerdos entre hospitales y laboratorios que se dejan financiar por cadenas de comida rápida, colegios que aceptan máquinas de vending porque las marcas les van a construir un polideportivo o el caso más irónico: el Plan Havisa (Hábitos de Vida Saludables), publicitado por el gobierno y financiado por un grupo de empresas de productos procesados. Lo más sangrante es que estos empresarios y políticos no consumen esos productos porque saben los riesgos que conllevan, como se explica en el demoledor libro Adictos a la comida basura del Premio Pulitzer Michael Moss”, afirma Revenga, que en su blog ha denunciado varios casos de esta intoxicación edulcorada y lo asemeja al surrealismo de un hipotético congreso de bomberos financiado por pirómanos.

Impuestos contra el azúcar

¿Qué pueden hacer las familias para evitar este consumo masivo de azúcar? Los nutricionistas encuentran una solución clara: más compras en el mercado de proximidad y menos en el supermercado. Los “alimentos silenciosos”, como frutas, verduras y pescados, no necesitan un etiquetado que justifique su composición. Son la única forma de evitar los compuestos añadidos disimulados que se encuentran en los productos procesados. “En consulta encuentro a madres que me dicen que solo dan un zumo envasado a su hijo para merendar, con la esperanza de que sea sano. ¿Cuánta cantidad de fruta real contiene? Muy poca. No nos podemos dejar engañar. La mejor forma de consumir fruta es a mordiscos o zumos exprimidos en casa. Si a una dieta equilibrada con más verduras añadimos pasta, legumbres y arroz aportaremos el azúcar de lenta absorción que va a garantizar el aporte de energía necesario para los niños. No como los picos de azúcar de todos esos productos artificiales que además tienen poco contenido alimenticio”, explica María Jesús Pascual, pediatra del Hospital Nisa Pardo de Aravaca de Madrid.

Ante la epidemia de obesidad infantil algunos países como México, Francia o Italia han puesto en marcha impuestos elevados sobre productos edulcorados para reducir su consumo. Reino Unido impondrá esta medida a las bebidas azucaradas dentro de dos años. En España estos impuestos ni están ni se les espera por las presiones de la industria alimentaria: el lobby azucarero es más fuerte que la presión social y el compromiso político para proteger la salud de los niños.

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LA IMPORTANCIA DEL PH ALCALINO

 La importancia de tener un pH en sangre ligeramente alcalino, te explicamos todo lo que necesitas para conseguirlo: nutrición, estilo de vida y complementos te ayudarán a crear la mejor versión de ti mism@ y disfrutar de una buena salud.

 

Un artículo de Eva Puerta, Coach de Salud y Nutrición en Flor de Vida
……………………

Como vimos en el artículo anterior, nuestro cuerpo necesita un estado ligeramente alcalino para llevar a cabo todas sus funciones vitales de forma correcta. Y para ello es muy importante ayudar a nuestro organismo a que genere el mínimo residuo tóxico.

Esto, además de ayudarnos a preservar nuestros órganos vitales, retrasará los procesos de envejecimiento. Y esto se nota, por fuera y por dentro.

Claves de nutrición

Alimentos alcalinos ácidos neutros

Alimentos ácidos, alcalinizantes y neutros

Como el pH de nuestra sangre es ligeramente alcalino (tiene más minerales bases) y las propias funciones reguladoras de nuestro cuerpo generan sustancias ácidas, constantemente necesitamos mantener el correcto equilibrio ácido – alcalino del pH.  

Por eso resulta muy importante consumir en nuestra dieta una mayor proporción de alimentos alcalinizantes que acidificantes. Cuando hacemos un consumo excesivo de alimentos acidificantes, se crea un residuo ácido y el pH se acidifica. Recordemos que, un cuerpo ácido no absorbe las vitaminas, los minerales y otros nutrientes esenciales para la vida, le falta oxígeno y satura las vías depurativas de nuestro organismo.

Todos los alimentos que ingerimos se clasifican en la escala de acidez-alcalinidad, en función del residuo que dejan en nuestro torrente sanguíneo, una vez descompuestos (tras los procesos digestivos), que es el momento en que asimilamos los nutrientes. El alimento será más o menos ácido o alcalino en función de los minerales que contiene, y nada tiene que ver con el gusto. Por ejemplo, el limón es ácido, sin embargo es un alimento con un gran poder alcalinizante.

Lo ideal es ingerir un 80 % de alimentos alcalinizantes y un 20 % de alimentos acidificantes.

Alimentos ricos en sodio, potasio, magnesio y calcio son la clave para afrontar el día a día, el estrés, la polución y los excesos alimentarios o de actividad.

Alimentos ácidos

  • proteínas de  origen animal, tales como los pescados, las aves y carnes, los huevos y lácteos
  • alcohol
  • grasas y aceites
  • harinas blancas y cereales refinados
  • productos procesados, como la bollería industrial
  • comidas preparadas

Alimentos alcalinizantes

  • fruta madura
  • verduras de hoja verde (brócoli, espárragos)
  • hojas verdes (de cebada, de avena, de trigo, de alfalfa)
  • germinados
  • ajos y cebollas
  • patatas
  • kuzu
  • algas
  • salsa tamari
  • miso
  • gomasio
  • sal del Himalaya
  • té de tres años
  • quinoa, mijo, trigo sarraceno, espelta
  • limón
  • aceite de oliva, de linaza, de aguacate y de uva (de primera presión en frío y ecológicos)

Alimentos neutros

  • yogurt
  • tofu
  • cereales integrales

¡La forma de cocinar o consumir los alimentos también nos influye!

Ingerir alimentos crudos nos proporciona mayor aportación de nutrientes, vitaminas y minerales, mayor alcalinidad… Por ejemplo, un batido de vegetales crudos es más alcalino que una crema de verduras.

Es por eso que recomiendo consumir altas dosis de alimentos crudos, ecológicos y de proximidad, dejando volar la imaginación, y el paladar, con zumos naturales de frutas, batidos verdes, ensaladas de colores con algas y germinados…

Ejemplo de receta alcalinizante

Ensalada de aguacate, tomate cherry, cebolla lila, germinados de alfalfa, levadura nutricional, semillas de cáñamo y semillas de sésamo aderezada con aceite de lino y sal del Himalaya.

Claves de estilo de vida

Alcalinidad y estilo de vida ejercicio

Ejercicio físico

El sedentarismo también eleva la acidez en sangre. Es recomendable practicar un mínimo de actividad física: de este modo activamos el metabolismo y eliminamos toxinas, mejorando el funcionamiento del organismo.

Equilibrio emocional

El estrés, las emociones fuertes y los pensamientos negativos nos acidifican, dejando toxinas en nuestro organismo.

Podemos apoyarnos con técnicas donde se trabaja el equilibrio del cuerpo-mente, como el Yoga o Pilates, la meditación…o tratarnos con terapias como las Flores del Dr. Bach, la Auriculoterapia o las Sales de Schüssler, que nos ayudan a regular las emociones para poder sanarnos y disfrutar de una vida plena.

Limpieza interior

Los medicamentos, los alimentos con químicos y pesticidas, así como las ondas WIFI, también acidifican y dejan residuos.

Para desintoxicar nuestro organismo podemos recurrir a las plantas medicinales, las algas y alimentos nutritivos como las semillas, que ayuden a nuestros órganos internos a eliminar los residuos tóxicos, para sentirnos vitales y enérgicos.

Complementos alcalinizantes

Podemos apoyarnos con plantas medicinales como el diente de león o la ortiga, el regaliz o la menta, la manzanilla o la melisa

O podemos recurrir a los superalimentos como:

  •  el alga Chlorella, que es el alimento con mayor porcentaje de clorofila del mundo vegetal,  y una fuente excepcional de proteínas, de vitaminas y minerales. Esta alga nos ayuda a desintoxicar nuestros órganos digestivos, los pulmones, los riñones, el hígado y la sangre…
  • la Hierba de Trigo y de Cebada, altamente alcalinizantes también porque son muy ricas en clorofila, además de muchos otros minerales.

Por otro lado, es muy recomendable hacer depuraciones en primavera y otoño con el apoyo de un especialista, para poder desintoxicar nuestro organismo de los excesos del invierno y del verano.

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QUINOA AL HORNO

Receta: Quinoa al horno

Cada vez me gusta más cocinar al horno, en especial preparar pequeñas fuentes con diferentes combinaciones de verduras, hortalizas y tubérculos. Sólo hay que dejar volar un poco la imaginación y encontrar nuestra mezcla favorita (más porcentaje de verduras, mayor cantidad de hierbas aromáticas, etc). Cocinando al horno conseguimos platos con menor cantidad de grasas ya que no es necesario emplear tanta cantidad de aceite pero no por eso tienen que ser menos sabrosos, todo lo contrario.

foto3quinoaLa quinoa se adapta perfectamente a cualquier tipo de comida y en este plato en concreto aporta un toque suave y esponjoso que combina muy bien con la patata, el boniato y la remolacha.

Os recomiendo elaborar la salsa de tahini que propongo en esta entrada porque además de estar muy rica encaja muy bien con los sabores y aromas de este plato.

Ingredientes (2 raciones):

  • 1 boniato grande
  • 2 patatas grandes
  • 1 remolacha.
  • 4 cucharadas de quinoa de cultivo ecológico
  • Aceite de oliva virgen
  • Un puñadito de hierbas aromáticas: hierbas de provenza y orégano, por ejemplo.
  • Una pizca de pimienta negra
  • Una pizca de sal marina ecológica del Parque Natural del Delta del Ebro de El Granero Integral.

 

Ingredientes para la salsa de tahini:

  • 4 cucharadas de salsa de soja tahini de cultivo ecológico
  • 2 cucharaditas de zumo de limón recién exprimido
  • 2 cucharadas de agua
  • 1 cucharadita de sirope de agave de cultivo ecológico
  • 1/4 de cucharadita de pimentón dulce

 

foto4quinoaPreparación

Cocinamos la quinoa siguiendo las instrucciones que encontraremos en el envase de la quinoa bio . Dejamos escurrir bien y apartamos.

Lavamos bien y pelamos las patatas y el boniato, cortamos en dados medianos.

Hacemos lo mismo con la remolacha.

Colocamos todos estos ingredientes dentro de una fuente de hornear y salpimentamos. Rociamos un chorrito de aceite y mezclamos bien para que todos los ingredientes queden bien cubiertos.

Finalmente espolvoreamos con un puñadito de hierbas de provenza y orégano.

Horneamos a 190ºC durante 30 minutos aproximadamente, o hasta que la patata, el boniato y la remolacha estén tiernos al pincharlos con un tenedor.

Mezclamos la quinoa con los ingredientes horneados y los servimos con un poco de la salsa de tahini.

– Para la salsa de tahini:

Mezclamos en un bol pequeño todos los ingredientes hasta que nos quede una crema suave y homogénea. Si queremos que la salsa nos quede más líquida podemos añadir un poco más de agua.

Autora de la receta: Cinnamon Girl | Blogger de Cocina
Blog: Cinnamon Girl | @gem_bcn en Instagram

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Las grasas de la dieta mediterránea, un ‘mar de salud’

En los últimos años son innumerables los estudios que han relacionado esta alimentación con la protección a diversas enfermedades, así como un mejor estado de salud. Su acción protectora esta asociada a que los alimentos que la componen son ricos en antioxidantes, fibra, hidratos de carbono complejos, ácidos grasos monoinsaturados, minerales y vitaminas.

La dieta mediterránea, que tradicionalmente se consume en España, es referente de dieta variada, equilibrada y moderada y, por lo tanto, un modelo alimentario saludable que algunos estudios relacionan con una menor prevalencia de algunas enfermedades. En los últimos años son innumerables los estudios que han relacionado esta alimentación con la protección a diversas enfermedades, así como un mejor estado de salud. Su acción protectora esta asociada a que los alimentos que la componen son ricos en antioxidantes, fibra, hidratos de carbono complejos, ácidos grasos monoinsaturados, minerales y vitaminas. Hasta ahora, siempre que se habla de dieta saludable como la mediterránea, se hablaba de restringir las grasas, sin embargo no todas las grasas son iguales, por eso no todas deben limitarse o reducirse en la dieta. Este tipo de alimentación puede, como demuestra una nueva investigación, incluir «una gran cantidad de cierto tipo de grasas». Una revisión de la evidencia disponible sugiere que una dieta mediterránea sin restricciones en el consumo de cierto tipo grasas puede reducir el riesgo de una persona de padecer diabetes, cáncer de mama y eventos cardiovasculares en comparación con otras dietas, como revelan en un artículo sobre su trabajo publicado en la revista ‘Annals of Internal Medicine’. A pesar de los avances en el diagnóstico y el tratamiento, las enfermedades cardiovasculares, la diabetes y el cáncer siguen siendo las principales causas de morbilidad y mortalidad en los países desarrollados. Las dietas occidentales típicas, que son elevadas en grasas saturadas, azúcar y granos refinados, se han relacionado con el desarrollo de estas patologías crónicas, pero la limitada evidencia sugiere que una dieta mediterránea, que es esencialmente de origen vegetal, puede ser una opción más saludable. Los autores de este trabajo, expertos del Centro Médico Minneapolis VA, en Estados Unidos, revisaron la evidencia disponible para resumir el efecto de una dieta mediterránea sobre los resultados de salud y evaluar si las poblaciones de América del Norte serían propensas a adherirse a una dieta de este tipo. Dado que no todos definen la dieta mediterránea de la misma manera, los científicos la definieron como una dieta que no tiene ninguna restricción en la ingesta de tipos de grasas, ya que incluye una alta proporción de grasa monoinsaturada y poliisaturada e incorpora las grasas saturadas. Por ejemplo, usando oliva aceite como ingrediente principal de cocción, y con alto contenido de frutas y verduras, alto consumo de legumbres, ingesta elevada de grano y cereales, consumo moderado de vino tinto, consumo moderado de productos lácteos, bajo consumo de carne y productos cárnicos y una mayor ingesta de pescado. Algunos ensayos controlados aleatorios han comparado este tipo de dieta con todos los demás, pero pocos que sugieren que una dieta mediterránea sin restricción de la ingesta de grasa puede estar asociada con una menor incidencia de eventos cardiovasculares, cáncer de mama y diabetes tipo 2. Los investigadores no encontraron estudios que cumplieron los criterios de inclusión para evaluar los resultados de adherencia. Sin embargo, datos de observaciones revelan que la incidencia total del cáncer y la mortalidad y la incidencia del cáncer colorrectal y de pulmón fueron más bajos en las personas con mayor adherencia a la dieta mediterránea en comparación con aquellos con los índices más bajos, pero no muestran asociación entre la adherencia a la dieta mediterránea y el riesgo de cáncer de mama. ep

Fuente: medio ambiente

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