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NO TE LA JUEGUES!!! CONSUME HUEVOS ECOLÓGICOS SIN PECTICIDAS

La alerta por los huevos contaminados afecta ya a siete países europeos

Francia y Reino Unido, los dos últimos en detectar partidas afectadas por un pesticida

 
Bruselas / París 
Trabajadores desechan huevos sospechosos de estar contaminados. PATRICK HUISMAN (EFE) / VÍDEO: EPV

Crece la alerta alimentaria en Europa en torno al posible consumo por parte de la población de huevos contaminados. Siete países europeos —Holanda, Bélgica, Alemania, Suecia, Suiza, Francia y Reino Unido— han detectado hasta el momento la llegada de huevos procedentes de granjas donde se utilizó fipronil, un pesticida empleado para matar piojos y pulgas prohibido en animales que forman parte de la cadena alimentaria. La Organización Mundial de la Salud (OMS) califica su consumo de «moderadamente peligroso», y aunque las autoridades sanitarias consideran el riesgo para la salud como mínimo, los expertos señalan que su entrada en el organismo en elevadas cantidades puede producir vértigos, náuseas o vómitos, y en el peor de los casos, daños a hígado, tiroides y riñones.

 

La crisis salió a la luz la pasada semana en Holanda, donde se localizó una concentración inusualmente elevada del pesticida en 28 remesas de huevos y el Gobierno aconsejó de inmediato a la población interrumpir su consumo. Desde entonces, 180 ganaderos han visto bloqueada su producción y se han retirado del mercado los huevos sospechosos de estar contaminados. La nueva preocupación de los responsables de seguridad alimentaria holandeses es asegurarse de que el pesticida no ha infectado también la carne, en muchos casos también a la venta, para lo que están realizando nuevos análisis. El sacrificio de millares de estas aves en Holanda ha desatado las protestas de grupos animalistas.

Cinco días después de que se hiciera pública la recomendación de las autoridades holandesas, el goteo de países que han descubierto restos del tóxico, en su mayoría en huevos importados de Holanda, aumenta día a día: los responsables de seguridad alimentaria de Bélgica, Alemania, Suecia, Suiza, Francia y Reino Unido han localizado huevos contaminados, una lista en la que no aparece España. La intensidad de la crisis es de momento menor en los cuatro últimos, pero el temor se ha extendido a otros estados fronterizos como Irlanda. «Hemos identificado un pequeño número de huevos distribuidos en Reino Unido desde las granjas afectadas», reconocía ayer lunes la agencia de seguridad alimentaria británica. «El número de huevos [afectados] es muy bajo (unos 21.000), y el riesgo para la salud pública muy débil, pero investigamos con urgencia su distribución en Reino Unido», añadía en un comunicado. «Las cantidades localizadas hasta el momento no suponen un riesgo para la salud de los consumidores», coincidía su agencia homóloga en Suiza. 

Holanda no ha sido el único en reaccionar para evitar el consumo de huevos contaminados. En el caso de Bélgica, tres de las principales cadenas de supermercados del país retiraron de la venta la mercancía sospechosa. Y la misma medida tomó también la cadena alemana ALDI en el país germano y en Suiza. Esa masiva salida de las estanterías supone un importante golpe económico para los ganaderos de los países afectados, no solo por la pérdida de ventas, sino por la crisis de reputación para su producto, por lo que Holanda ya ha anunciado el desbloqueo de ayudas urgentes para los perjudicados. «El impacto sobre las ventas de huevos ya se nota pero no hay que crear pánico», afirma Emilie Guillaume, de la FUGEA, una entidad que agrupa a ganaderos y agricultores belgas. «Los ganaderos somos, una vez más, las primeras víctimas de este tipo de escándalos provocados por los métodos fraudulentos de compañías que orbitan en torno al sector», lamenta.

Bajo la lupa están las empresas que comercializaron el pesticida ilegal, vendido por la compañía holandesa Chick Friends, así como su proveedor belga Poultry-Vision. «Alguien ha adulterado los huevos con un producto prohibido con una intención claramente criminal», ha criticado contundente el ministro alemán de Agricultura, Christian Schmidt. Así lo consideran los tribunales de Holanda y Bélgica, donde se han abierto sendas investigaciones penales para depurar responsabilidades.

La alerta ha puesto en duda la capacidad de las autoridades de evitar la llegada a los hogares europeos de productos no aptos para el consumo, como ya sucediera en episodios como el de las denominadas vacas locas, la peste porcinao la contaminación de piensos con dioxinas. El caso amenaza con tener consecuencias políticas. Los ministros belgas de Agricultura y Sanidad, Denis Ducarme y Maggie De Block, comparecen este miércoles ante el Parlamento para explicar por qué pese a que la agencia belga de seguridad alimentaria (Afsca) detectó el tóxico a comienzos de junio, no alertó al resto de socios europeos hasta el 20 de julio. Al respecto, la Comisión Europea ha anunciado que si se demuestra que un país infringió las normas al no realizar la notificación dentro del plazo, estudiará abrir un expediente. Bruselas ha tratado de lanzar un mensaje de sosiego al afirmar que la crisis está «bajo control».

Francia identifica 13 lotes contaminados

El Ministerio de Agricultura en París ha anunciado que los huevos contaminados con fipronil también han entrado en territorio francés, aunque todavía no se ha podido confirmar si estos han llegado hasta la población. Se trata de 13 lotes de huevos procedentes de Holanda que fueron entregados a dos establecimientos de fabricación de ovoproductos —productos realizados a partir del huevo una vez retiradas la cáscara y las membranas— en el centro y el oeste de Francia.

Aunque la entrega se produjo entre el 11 y el 26 de julio, las autoridades europeas solo informaron a París entre el 5 y el 6 de agosto, subrayó el Ministerio, que aseguró que se abrió de inmediato una investigación para evaluar la situación y “bloquear los productos afectados para ser analizados” y ver si representan un riesgo para la población.

Además, una granja de pollos en Pas de Calais, en el norte del país, está bajo vigilancia desde el 28 de julio, después de que el dueño del establecimiento advirtiera de la utilización de fipronil por parte de su proveedor belga. El Ministerio subrayó que ningún huevo de esa granja ha sido destinado al mercado y que a finales de semana se conocerá el resultado de los análisis realizados.

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La importancia de los alimentos ecológicos

Los alimentos ecológicos son más nutritivos, más sanos y más seguros por varias razones.

Ventajas de los alimentos ecológicos

– No contienen pesticidas ni herbicidas químicos, hormonas de crecimiento ni fertilizantes artificiales.

– Uso restringido de aditivos alimentarios.

– Uso prohibido de transgénicos (Organismos Modificados Genéticamente).

– Respecto a su composición nutricional, numerosos estudios aseguran que contienen cantidades mayores de minerales, vitaminas y antioxidantes (estos últimos se asocian con un menor riesgo de padecer enfermedades crónicas, incluyendo las enfermedades cardiovasculares y neurodegenerativas y algunos tipos de cáncer).

importancia alimentos ecológicos– Su producción se basa en políticas agrarias sostenibles que respetan el ecosistema y los ciclos de la tierra.

– Apoyan la producción a pequeña y mediana escala, favoreciendo un desarrollo rural sostenible.

Un alimento ecológico se puede reconocer por el certificado o el sello que lo caracteriza, el cual asegura una serie de garantías que se deben cumplir para que dicho alimento se considere «ecológico».

Desventajas de los alimentos convencionales

– Su producción se basa en un modelo de agricultura de producción intensiva, mediante monocultivos que empobrecen el suelo y reducen la diversidad ambiental, favoreciendo la erosión de la tierra y la consecuente desertización de los campos, además de agotar las fuentes acuíferas.

– Uso abusivo de fertilizantes, pesticidas, herbicidas, hormonas y otros residuos químicos que contaminan tanto el medio ambiente como el alimento.

– Importantes excedentes debido a la sobreproducción.

Sistema basado en alcanzar la mayor producción al menor coste, lo que da lugar a alimentos con escasas cualidades nutricionales y organolépticas (de sabor, olor, textura, etc.)

– Van en contra de la soberanía alimentaria, ya que la producción queda en manos de un pequeño sector de la población.

Por lo tanto, deberíamos ser conscientes y apostar por modelos de producción alimentaria sostenibles que incentiven el consumo de alimentos ecológicos, de temporada y de proximidad. Una manera fácil de hacerlo es comprando en tiendas y mercados de producción ecológica y local.

Autora: Esther Baena, dietista

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El lobby alimentario se disfraza de bio

Merxe Morales

Creado por Merxe Morales

Los productos ecológicos no son perfectos. Hay formulaciones en alimentos procesados bio  que no están al cien por cien equilibrados. Algunos tienen demasiadas grasas (aunque sean de origen orgánico)  son grasas, llevan  aceite de palma, harinas refinadas, demasiado azúcar…
Pero lo que nunca habíamos visto hasta ahora en un herbolario o en una tienda de alimentos saludables es la venta de azúcar blanco. Nunca. Es un producto impensable. Descartado de las despensas de los que buscan salud.
Y lo ha tenido que lanzar la empresa Azucarera.  Bajo mi punto de vista porque hay una enorme confusión de conceptos.

El consumidor ecológico no quiere azúcar blanco.

¿O es que por ponerle la etiqueta  ecológica se bendice al azúcar refinado?  Sigue siendo una sustancia adictiva, con un peligroso  índice glucémico de 60 y 0% minerales,  vitaminas y nutrientes.

Como dice el Doctor Mercola: “La muerte a causa del azúcar podría no ser una exageración. Hay evidencias que sugieren que el azúcar es un FACTOR PRINCIPAL en enfermedades crónicas y obesidad”.

El azúcar es un producto adictivo de uso común que alimenta las células del cáncer, desencadena el aumento de peso y promueve el envejecimiento prematuro.

Aquí podéis ver el artículo completo del Doctor Mercola con los 76 principales peligros que conlleva su consumo. 

Y esto está pasando porque la gran industria alimentaria convencional, que hasta ahora ha demostrado estar poco preocupada por la salud de los consumidores (podemos listas miles de productos poco o nada respetuosos con la salud) está entrando en el mercado ecológico lanzando sus propios aceites, cereales, galletas, mermeladas o panes.

Pero ¿se producen bajo el mismo concepto?

¿Qué conciencia hay detrás de una empresa que fabrica azúcar blanco ecológico cuando hasta la propia Organización Mundial de la Salud insta a reducir su consumo?

¿Qué sentido tiene poner en los lienales BIO este producto?

Sembrará confusión entre algunos. Y unos pocos lo llevarán a su cesta de la compra. Pero no serán los consumidores informados.

Y ya tengo una buena lista de productos ecológicos lanzados por SOS, La Masía, Gullón, Hero, Dulcesol...  Os los voy a compartir aquí mismo

¿Qué os parece que los grandes de la alimentación empiecen a producir ecológico? ¿Os da la misma confianza? Me interesa mucho lo que pensáis sobre esto.

 

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La verdad sobre el etiquetado de los alimentos

La periodista británica Joanna Blythman probó por primera vez un plato precocinado cuando tenía seis años. Había visto en la tele el anuncio de un curry de pollo listo para comer, en el que aparecían exóticas bailarinas árabes, y consiguió que su abuela se lo comprara. Su decepción fue mayúscula. Cuando se convirtió en periodista, dedicó su carrera a conocer qué es lo que realmente comemos cuando nos dejamos llevar por los productos procesados.

Swallow This: Serving Up the Food Industry’s Darkest Secrets («Trágate esto: mostrando los secretos más oscuros de la industria alimentaria») muestra el resultado de varias décadas de trabajo de investigación, en torno a una industria que, según explica Blythman en el libro , está envuelta en secretismo.

«Me he pasado años llamando a puertas y frustrándome por lo poco que conocía acerca de la producción contemporánea de alimentos», asegura la periodista.

En su opinión, es relativamente sencillo saber qué está ocurriendo en nuestras plantaciones y granjas, donde se «elaboran» los productos en crudo, pero apenas tenemos información de lo que en realidad contienen los alimentos procesados que compramos en el supermercado.

«Con el tiempo, los contactos en la industria me permitieron obtener un acceso sin precedentes a las fábricas de alimentos, así como a las áreas privadas de las páginas corporativas de las empresas, espacios en los que la industria química explica a los fabricantes cómo se puede diseñar nuestra comida«, asegura Blythman. «Aunque llevo 25 años estudiando la industria alimentaria, fue una revelación».

Una visita al epicentro de la innovación alimentaria

A finales de noviembre de 2013 Blythman logró cumplir uno de sus sueños profesionales: acceder a la mayor feria anual de la industria alimentaria, Food Ingredients, que se celebra todos los años en Europa.

El evento, de tres días de duración, reúne a los más importantes fabricantes, distribuidores y compradores de ingredientes alimentarios, y en él se presentan todas las novedades de la industria. En 2011, cuando se celebró en París – la feria a la que acudió la periodista tuvo lugar en Frankfurt – , acudieron más de 23.000 profesionales, de 154 países, que colectivamente manejaban un presupuesto de 4.000 millones de euros.

La feria mueve muchísimo dinero, pero, a diferencia de otros encuentros profesionales, está cerrada a cal y canto para todo aquel que no trabaje en la industria. Allí no entran ni políticos, ni periodistas, ni curiosos en busca de folletos. Para acceder a ella Blythman tuvo que usar una identificación falsa.

«Lo primero que me sorprendió fue la ausencia de comida«, asegura la periodista. «A diferencia de todas las otras ferias de alimentación a las que había acudido antes, se mostraba muy poca. Pensé que era porque los compradores saben perfectamente en de qué está hecho lo que se vende, y no es muy agradable comerlo».

La industria alimentaria utiliza numerosos ingredientes para acelerar, facilitar y abaratar sus procesos productivos.

Uno de los pocos productos acabados que se ofrecían en la feria eran unos pastelitos que tenían un aspecto similar a los de cualquier confitería, pero estaban hechos sin huevos, mantequilla o crema. Esto era posible gracias al «aislado de proteína de patata«, un ingrediente revolucionario que puede ser adaptado para realizar espumas, emulsiones o gelificaciones que proporcionan el volumen, la textura, la sensación en la boca y la estabilidad de los pasteles reales.

Blythman descubrió en la feria muchos productos como estos: ingredientes que utiliza la industria alimentaria para acelerar, facilitar y abaratar sus procesos productivos. Pero, si bien resulta sencillo saber para qué sirven, mucho más difícil es saber cómo están hechos.

«Siempre que trataba de averiguar más mis preguntas eran acogidas con reticencia», explica la periodista en el libro. «Era como preguntar algo a los responsables de prensa del Ministerio de Defensa, cualquier respuesta era vaga y evasiva. Lo único que decían era: ‘Es un proceso especial’.

Un lavado de cara que no arregla nada

Tras pasar varias horas en la feria, Blythman descubrió por fin un puesto en el que parecían ofrecer comida de verdad: frutas y verduras cortadas, pero con buen aspecto. «Un vendedor de Agricoat me explicó que habían sido sumergidas en una de sus soluciones, NatureSeal, que contenía ácido cítrico y otros ingredientes, y lograban añadir 21 días de vida a los vegetales», explica la periodista. «Tratadas de esta manera, las zanahorias no desarrollan el moho blanco que delata su edad, las manzanas cortadas no se vuelven marrones, ni las peras traslúcidas. Un baño en NatureSeal hace que las ensaladas de bolsa parezcan frescas y naturales».

Para el comercial, explica Blythman, esta solución acuosa era un triunfo tecnológico, una bendición para los servicios de restauración que de otra manera tendrían que tirar la comida sin venderla. NatureSeal tiene además un beneficio adicional: como no es un ingrediente como tal, no hay ninguna necesidad de hablar de él en el etiquetado. No es necesario decirle al cliente que su ensalada «natural» y fresca» lleva quince días en el mostrador.

La industria quiere eliminar los ingredientes y aditivos industriales más llamativos y reemplazarlos por sustitutos que parezcan más benignos

La industria sabe que los consumidores están cada vez más concienciados de lo que comen, y el etiquetado cada vez se vigila más. Por ello, el objetivo de gran parte de los nuevos inventos de la industria alimentaria es calificar como «natural», «fresco» o «sin aditivos» a productos que ningún ser humano en la Tierra trataría como tal.

«Puede que mires las etiquetas en busca de las E seguidas de números [los códigos europeos de los aditivos alimentarios] e ingredientes que suenan raro, pasando por alto otras formas de procesar la comida», explica Blythman. «Muchos de los aditivos e ingredientes incomprensibles de los que teníamos dudas han ido desapareciendo. ¿Significa esto que los alimentos han mejorado? En algunos casos, sí, pero hay una explicación alternativa. Durante los últimos años, la industria se ha embarcado en una operación que denomina ‘etiqueta limpia’, que tiene como objetivo eliminar los ingredientes y aditivos industriales más llamativos y reemplazarlos por sustitutos que parezcan más benignos«.

La periodista reconoce que «algunas compañías han reformulado sus productos de una manera genuina y sincera, con ingredientes menos problemáticos». Pero no es lo habitual. «Otras compañías, convencidas de que pueden pasar el coste al comercio minorista y los consumidores, han apostado por todo un nuevo conjunto de sustancias baratas que les permiten limpiar su imagen de cara al público».

Blythman pone un ejemplo común de este lavado de cara. «Al escoger un salami, hasta el consumidor más concienciado se sentirá relajado cuando vea ‘extracto de romero’ en su lista de ingredientes», explica la periodista. «Pero el extracto de romero es en realidad un sustituto de varios antioxidantes de la vieja escuela, los E300-21, como el butilhidroxianisol (BHA) y el hidroxitolueno butilado (BHT), que utilizan los fabricantes para ralentizar la velocidad a la que los alimentos se vuelven rancios para así extender su vida útil».

¿Entonces el extracto de romero no tiene nada de romero? Sí, pero tal como explica Blythman, su relación con la hierba es bastante remota: «Los compuestos antioxidantes de la hierba son aislados por un procedimiento de extracción que los desodoriza, eliminando cualquier sabor y olor a romero. La extracción se realiza utilizando dióxido de carbono u otros disolventes químicos, como el hexano (procedente de la destilación del petróleo), el etanol o la acetona. Este extracto de romero de sabor neutro se vende a los fabricantes, usualmente en forma de polvo de color marrón».

 

¿Debemos desconfiar por completo de la industria?

No cabe duda de que muchos de los procesos que utiliza la industria alimentaria provocan alarma entre los consumidores, pero ¿está justificada? Cualquier innovación técnica causa recelo en un principio, pero ¿suponen estas innovaciones un peligro real para nuestra salud?

Según Blythman, no podemos pensar que esta nueva vuelta de tuerca a la composición de nuestros alimentos vaya a mejorar nada:

«La historia de la comida procesada está repleta de ingredientes que se presentaron inicialmente como más seguros y aconsejables y que después fueron retirados».

Es el caso de las grasas vegetales hidrogenadas, como la margarina, que ahora sabemos son mucho menos saludables que la mantequilla a la que sustituían, o el jarabe de maíz de alta fructosa, que en su día se vendió como una alternativa al azúcar más saludable y hoy está en el punto de mira de las autoridades sanitarias, que lo consideran en parte responsable de la epidemia de obesidad que sufre EEUU.

Esto no quiere decir nada. Quizás esta vez la industria no nos esté dando gato por liebre. Pero, sólo por si acaso, Blythman ofrece en su libro un pequeño glosario para interpretar lo que en realidad hay detrás de muchos de los nuevos ingredientes que están apareciendo en nuestras etiquetas.

Vitaminas añadidas

Versiones de fábrica de las vitaminas naturales que se encuentran en los alimentos. El ácido ascórbico, la vitamina C artificial, se suele sintetizar a partir de la fermentación de maíz transgénico y la vitamina E se obtiene normalmente de derivados del petróleo.

Fibra soluble

Un término para referirse al almidón modificado que suena mejor. Se utiliza para reducir la cantidad de nutrientes en la comida procesada y así abaratar costes.

Colorantes naturales

La única diferencia con los colorantes artificiales es que los pigmentos originales se extraen de la naturaleza. Por lo demás, se fabrican utilizando los mismos procesos industriales, que incluyen la extracción mediante disolventes agresivos.

Edulcorantes artificiales

Varios estudios a largo plazo han desvelado la relación entre los edulcorantes artificiales y la ganancia de peso. Parece además que podrían incrementar el riesgo de padecer diabetes tipo 2.

Enzimas

Se utilizan para hacer que el pan permanezca blando por más tiempo, para inyectarlo en el ganado antes de que pase por el matadero, para que se ablande la carne o para procesar el zumo de fruta y que tenga una apariencia más natural.

Proteína de ternera, cerdo o pollo

Son colágenos extraídos de los restos de carnicerías y mataderos, procesados para convertirlos en polvo, que se añaden a carnes de baja calidad. Les da volumen, incrementa el contenido de proteína de la etiqueta y, en combinación con el agua, sirven de sustitutos de la carne.

Ensaladas lavadas y listas para comer

Estas bolsas de ensalada que se han puesto tan de moda últimamente se «lavan» en agua del grifo con cloro, a menudo con ácidos de frutas, en polvo o líquidos, que inhiben la aparición de bacterias. El mismo líquido del tanque de lavado se suele utilizar durante ocho horas seguidas.

Aceite vegetal puro

Aceites refinados, blanqueados y desodorizados. A menudo se les añaden productos químicos para extender su vida útil.

Aromas naturales

Incluso la industria de los aromas admite que no hay mucha diferencia en la composición química de los aromas naturales y artificiales. Se fabrican utilizando los mismos procesos físicos, encimáticos y microbiológicos.

 

Fuente original: Sott.net

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