En los últimos años son innumerables los estudios que han relacionado esta alimentación con la protección a diversas enfermedades, así como un mejor estado de salud. Su acción protectora esta asociada a que los alimentos que la componen son ricos en antioxidantes, fibra, hidratos de carbono complejos, ácidos grasos monoinsaturados, minerales y vitaminas.
La dieta mediterránea, que tradicionalmente se consume en España, es referente de dieta variada, equilibrada y moderada y, por lo tanto, un modelo alimentario saludable que algunos estudios relacionan con una menor prevalencia de algunas enfermedades. En los últimos años son innumerables los estudios que han relacionado esta alimentación con la protección a diversas enfermedades, así como un mejor estado de salud. Su acción protectora esta asociada a que los alimentos que la componen son ricos en antioxidantes, fibra, hidratos de carbono complejos, ácidos grasos monoinsaturados, minerales y vitaminas. Hasta ahora, siempre que se habla de dieta saludable como la mediterránea, se hablaba de restringir las grasas, sin embargo no todas las grasas son iguales, por eso no todas deben limitarse o reducirse en la dieta. Este tipo de alimentación puede, como demuestra una nueva investigación, incluir «una gran cantidad de cierto tipo de grasas». Una revisión de la evidencia disponible sugiere que una dieta mediterránea sin restricciones en el consumo de cierto tipo grasas puede reducir el riesgo de una persona de padecer diabetes, cáncer de mama y eventos cardiovasculares en comparación con otras dietas, como revelan en un artículo sobre su trabajo publicado en la revista ‘Annals of Internal Medicine’. A pesar de los avances en el diagnóstico y el tratamiento, las enfermedades cardiovasculares, la diabetes y el cáncer siguen siendo las principales causas de morbilidad y mortalidad en los países desarrollados. Las dietas occidentales típicas, que son elevadas en grasas saturadas, azúcar y granos refinados, se han relacionado con el desarrollo de estas patologías crónicas, pero la limitada evidencia sugiere que una dieta mediterránea, que es esencialmente de origen vegetal, puede ser una opción más saludable. Los autores de este trabajo, expertos del Centro Médico Minneapolis VA, en Estados Unidos, revisaron la evidencia disponible para resumir el efecto de una dieta mediterránea sobre los resultados de salud y evaluar si las poblaciones de América del Norte serían propensas a adherirse a una dieta de este tipo. Dado que no todos definen la dieta mediterránea de la misma manera, los científicos la definieron como una dieta que no tiene ninguna restricción en la ingesta de tipos de grasas, ya que incluye una alta proporción de grasa monoinsaturada y poliisaturada e incorpora las grasas saturadas. Por ejemplo, usando oliva aceite como ingrediente principal de cocción, y con alto contenido de frutas y verduras, alto consumo de legumbres, ingesta elevada de grano y cereales, consumo moderado de vino tinto, consumo moderado de productos lácteos, bajo consumo de carne y productos cárnicos y una mayor ingesta de pescado. Algunos ensayos controlados aleatorios han comparado este tipo de dieta con todos los demás, pero pocos que sugieren que una dieta mediterránea sin restricción de la ingesta de grasa puede estar asociada con una menor incidencia de eventos cardiovasculares, cáncer de mama y diabetes tipo 2. Los investigadores no encontraron estudios que cumplieron los criterios de inclusión para evaluar los resultados de adherencia. Sin embargo, datos de observaciones revelan que la incidencia total del cáncer y la mortalidad y la incidencia del cáncer colorrectal y de pulmón fueron más bajos en las personas con mayor adherencia a la dieta mediterránea en comparación con aquellos con los índices más bajos, pero no muestran asociación entre la adherencia a la dieta mediterránea y el riesgo de cáncer de mama. ep
Fuente: medio ambiente