Para los interesados en conseguir nutrición de forma excepcional, ha llegado la hora de conocer a los germinados. Estos pequeñines son nada más y nada menos que el momento de esplendor de una planta. En ellos encontraremos concentrada toda su vitalidad y, por tanto, su riqueza nutricional a la máxima potencia. Se trata de un alimento fresco, crujiente y agradable de sabor, que es muy fácil de incorporar a nuestros platos y que, sobre todo, nos ofrece un sinfín de beneficios en términos de salud.
En la germinación, lo que sucede es que, a partir de unas condiciones adecuadas de humedad, calor y oxígeno, el germen o embrión comienza a desarrollarse para dar lugar a la futura planta. Se producen una serie de cambios químicos disparadores de la producción de enzimas que barren los inhibidores de crecimiento alojados en la cáscara.
Una semilla germinada es vitalidad concentrada, de la que obtenemos un alimento con una riqueza nutricional excepcional.
BENEFICIOS DE LOS GERMINADOS
Acompañar nuestras comidas con germinados tiene varias ventajas. Os cuento algunas de ellas:
1. FACILITA LA ABSORCIÓN DE NUTRIENTES
Por una parte, el germinado posibilita y facilita la absorción de nutrientes (de la propia semilla) ya que reduce la presencia de antinutrientes, como las lectinas o el ácido fítico. Estas sustancias presentes en cereales y legumbres son ladrones de minerales y otros nutrientes, y desaparecen en gran medida cuando permitimos que la semilla germine. Existen estudios que demuestran que los germinados pueden llegar a tener hasta un 40% más de nutrientes que la futura planta. Incluso las proteínas de la semilla en cuestión son de mejor valor biológico cuando están germinadas.
2. MEJORA LA DIGESTIBILIDAD DEL GRANO
Es decir, por su riqueza enzimática, las proteínas, grasas y almidones, se han transformado en sustancias más fáciles de digerir, como si estuvieran precocidas pero sin necesidad de hacerlo y, por tanto, evitando que se destruyan sus vitaminas y nutrientes más débiles. Esto es muy interesante para quienes, por ejemplo, tienen dificultad para digerir las legumbres o -también- para quienes optan por una alimentación crudívora. Sin mencionar que dan mucha tregua al sistema digestivo y ayudan a repararlo.
3. ELIMINA UNA PARTE DEL GLUTEN
También, el germinado descarta una parte del gluten de aquellos granos que lo contienen (trigo, cebada, centeno), aunque no lo elimina por completo.
4. AYUDA A DESINTOXICAR
Además, favorecen los procesos de depuración de la sangre y de los tejidos. Son muy desintoxicantes.
Se pueden germinar una gran cantidad de granos o semillas: semillas de legumbre, semillas de cereales, semillas de plantas oleaginosas, semillas de verduras u hortalizas e, incluso, semillas de especias como la mostaza. Naturalmente, la calidad nutricional del germinado va a depender de la semilla de origen: no será lo mismo un germinado de trigo que uno de lino, porque se trata de semillas con grandes diferencias en su composición y en el efecto que realizan en el organismo.
De la semilla de origen dependerá la calidad nutricional del germinado.
¿CÓMO PODEMOS INCORPORAR GERMINADOS A NUESTROS PLATOS?
Lo más fácil es añadirlos a las ensaladas, como un ingrediente extra que aportará frescura y un sabor suave.
Otra manera menos convencional de incorporar estos regalos de la naturaleza es en nuestros batidos verdes, como topping, para enriquecerlos y también para ayudarnos a masticar nuestra bebida. O, si lo añades a tus cremas calientes, hazlo siempre al final para evitar que la cocción destruya sus beneficios.
Elaborar germinados es muy sencillo y relativamente rápido. Algunas semillas tardan más que otras. En general, sabremos que nuestros germinados están listos cuando salen dos hojitas del brote o, en el caso de las lentejas, cuando el tallo iguala en tamaño a la legumbre. Y algo muy importante: cuando ya esté listo, recordad exponerlo una media hora al sol para activar la clorofila y beneficiarnos así de este pigmento regenerativo y maravilloso.
Los germinados son una alternativa sencilla, económica y sostenible para enriquecer nuestros platos, tanto en sabor como en nutrición.
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