La almendra, un diamante cardiosaludable
Para la medicina tradicional china, la almendra posee una naturaleza caliente y tiene la virtud de eliminar el frío interno, movilizar la energía interna defensiva y ser un excelente remedio para los pulmones ya que humidifica los bronquios y calma así la tos.
INTRODUCCIÓN / ORIGEN
El cultivo de almendra (PyrosCommunis) data sus orígenes hace más de cinco milenios, cunado los habitantes de la antigua Mesopotamia y Persia empezaron a cultivar variedades dulces, a base de reducir su contenido en amigdalina, sustancia que se halla también en las semillas de albaricoque. Se cree que fueron los fenicios, pueblo amante de los frutos secos, quien la introdujeron en España a través de las rutas marítimas del Mediterráneo.
En la España musulmana ya se introducía la almendra en muchas recetas y más tarde, en la Edad Media, se convirtió en una ingrediente de lujo.
Especial mención merece el árbol del almendro, de la familia de las rosáceas. Este árbol es admirado por su fortaleza en muchas culturas ya que tiene la capacidad de soportar condiciones climáticas difíciles. Por otro lado es un árbol de fascinante belleza puesto que florece con preciosas flores blancas o rosadas y son las primeras flores en anunciar la llegada próxima de la primavera, de la luz y del buen tiempo. Por eso en hebreo almendra y luz se designan con la misma palabra.
Para la medicina tradicional china, la almendra posee una naturaleza caliente y tiene la virtud de eliminar el frío interno, movilizar la energía interna defensiva y ser un excelente remedio para los pulmones ya que humidifica los bronquios y calma así la tos.
BONDADES Y BENEFICIOS DE LA ALMENDRA. PROPIEDADES NUTRICIONALES
La almendra contiene 20 gr de proteínas por cada 100 gr, por lo tanto es una buena fuente de aminoácidos esenciales. Estos aparecen en la almendra en cantidades bastante aproximadas a las que el cuerpo humano diariamente requiere. De alguna de ellos como la treonina, isoleucina, leucina, valina, fenilalanina, incluso contiene valores superiores a la media ideal para nuestro organismo. Sólo la lisina y la metionina aparecen en cantidades inferiores a las deseables. Sin embargo la lisina suele ser excedentaria en legumbres y la metionina en cereales, por ello resulta excelente y complementaria la combinación de la almendra con legumbres (garbanzos) o cereales (arroz o cuscús).
En cuanto a los hidratos de carbono, la aportación de la almendra de estos glúcidos no es significativa (sólo 9,3%) aunque hay que destacar que en esta aportación la mayor parte de los glúcidos son de absorción lenta. Es por ello que el índice glucémico de la almendra es muy bajo y es tolerada por los diabéticos. Igualmente el hecho de que el índice de absorción sea baja la convierte en un alimento muy bueno para el cerebro puesto que las neuronas necesitan un aporte continuo de glucosa y es importante que ese flujo de energía se mantenga constante. Por ello la almendra contribuye a prevenir el bajo rendimiento intelectual del cerebro, las pérdidas de memoria, los cambios súbitos de humor, y favorece la concentración.
Este fruto seco además posee una buena proporción de fibra soluble, lo que hace que se ralentice el paso de la glucosa a la sangre. Se trata de algo positivo también para el funcionamiento del intestino y para reducir los niveles de colesterol, ya que impide la reabsorción del colesterol producido por la bilis.
La almendra supera la mayoría de frutos secos en cuanto a su contenido en fibra (10%), hecho que beneficia al tránsito intestinal. Este efecto saciante se ve favorecido por el hecho que, al tratarse de un fruto seco se debe masticar concienzudamente para digerirlo mejor. Esto contribuye a su vez a elevar los niveles de colescistoquinina, una hormona producida en el intestino delgado que inhibe el apetito. Es por ello que aún y su elevado aporte calórico se recomiendan dosis moderadas en dietas de adelgazamiento.
Sin duda pero la característica más remarcable de este alimento es su riqueza en grasa. El 54% del peso de la almendra seca se debe a su contenido en grasas, pero el tipo de estas corresponde en gran proporción al tipo más saludable; el 65% de estas grasas son monoinsaturadas, como las que tiene por ejemplo el aceite de oliva, el 26% son poliinsaturadas y sólo una pequeña parte (menos del 10%) pertenece al grupo de las denominadas grasas saturadas.
Las grasas no saturadas de la almendra constituyen un verdadero refuerzo para el corazón, especialmente los ácidos grasos monoinsaturados. Esta saludable combinación de grasas, muy similar a la que encontramos en el aceite de oliva virgen, tiene la ventaja de disminuir el colesterol LHL (colesterol ‘malo’) y favorecer el aumento de colesterol HLD (colesterol ‘bueno’) que es el que ayuda a prevenir las distorsiones cardiovasculares.
Por otra parte, la presencia de flavoniodes como la quercitina, las catequinas y los rustinósidos contribuye al buen estado del sistema circulatorio.
Para completar los poderes beneficiosos de la almendra, comentar que esta es una de las principales fuentes vegetales de calcio. También es rica en magnesio y en fósforo. Por ello es un fruto seco muy recomendable para la salud del sistema óseo y muscular. Esta composición calcio-magnesio-fósforo actúa además como protector frente a la osteoporosis, por lo que es recomendable para las personas de edad avanzada. La osteoporosis puede estar provocada (entre otros motivos) por la acidificación de la sangre, relacionada con una dieta rica en carnes y lácteos. La almendra a pesar de su aporte de grasas, tiene un efecto alcalinizante que neutraliza dicha acidificación.
Otra virtud de la almendra es su alto poder antioxidante debido principalmente a:
– la vitamina E (vitamina liposoluble capaz de inhibir la oxidación de las grasas)
– flavonoides como la quercetina
– manganeso y zinc(oligoelementos que refuerzan el sistema inmunitario)
– vitamina B2 (ideal para la integridad de la piel y las mucosas, así como de la córnea y resulta imprescindible para gozar de buena visión)
– hierro (30 gr de almendras cubren el 8% de las necesidades de hierro en la mujer y el 12% en el hombre)
Así pues, la almendra es una gran aliada de nuestra salud y bienestar. A modo de resumen diremos que la almendra es:
– NUTRITIVA: Su riqueza en proteínas y minerales, así como en calcio y magnesio, la hacen especialmente beneficiosa durante la gestación y el embarazo. Igualmente es una estimulante de la leche materna.
– MINERALIZANTE: Su aporte en calcio la hace imprescindible para prevenir la osteoporosis en personas de mayor edad. Además mantiene la salud del sistema musculatorio y esquelético debido a la buena combinación y equilibrio de calcio-fósforo-magnesio. Sus propiedades antioxidantes también son beneficiosas para combatir los síntomas de la edad.
– VIGORIZANTE: Es una fuente importante de proteínas para los niños y adolescentes en edad de crecimiento. También para deportistas. Su riqueza en ácidos grasos insaturados y fósforo la hacen ideal para el rendimiento intelectual y para alimentar el cerebro.
– ANALGÉSICA; El contenido de salicilatos hacen que tenga poder antiinflamatorio y analgésico. Ayudan pues a aliviar los síntomas de artritis y dolores reumáticos.
– ALCALINIZANTE: Favorece la remineralización y la desintoxicación.
– PROTECTORA: La leche y el aceite de almendras son aliados de la piel. Se usan para aliviar la dermatitis, la psoriasis o las quemaduras leves.